viernes, 20 de septiembre de 2013

MEDIR PARA VIVIR


Nuestros sentidos son capaces de medir la composición de las sustancias específicas de un olor, longitud y el peso de los objetos. Cada especie tiene, en su forma de relacionarse con el entorno, una manera partículas de hacer mediciones.
El pez arquero caza desde el agua, lanzando un chorro de agua hasta una altura máxima de 2 metros a los insectos que están refugiados bajo las hojas de las plantas que crecen pegadas al río, pero lo interesante es que tiene que calcular con precisión donde caerá su presa. Debido al hecho que el agua tiene un índice de refracción mayor que el del aire, el pez ve a su presa
en una dirección demasiado empinada, un pequeño detalle que tiene que tomar en cuenta para disparar en el ángulo correcto.
El pez pescador de caña vive en aguas marinas profundas y tiene un órgano especializado que proyecta desde la parte superior de su cabeza y flota a manera de anzuelo, sobre su gran boca. En el interior de este órgano se encuentran un tipo de bacterias que se sienten atraídas a entrar a ese órgano y se reproducen alcanzando una densidad de población muy alta y empiezan a producir luz atrayendo peces que al acercarse se convierten en presa para el gran pez. Aquí el pez se beneficia de la presencia de la colonia de bacterias, al mismo tiempo que las bacterias aprovechan un medio rico en nutrientes. Las bacterias sin tener sistema nervioso, es decir, sin tener conciencia saben cuantificar, es decir, miden un número (el promedio de receptores ocupados) que equivalen directamente a la magnitud de su concentración, o densidad de población.
La libélula usa una técnica de retroalimentación que registra una y otra vez la posición de la mosca (presa) durante su persecución corrigiendo continuamente su orientación asegurándose que sean siempre las mismas celdas de sus ojos compuestos las que capten la imagen de su presa, reduciendo así cada vez más la distancia, esto demuestra que realiza mediciones notablemente precisas para alimentarse.
El mono mide la distancia intuyendo si lograra realizar el salto de una rama a otra.

En el caso de los seres humanos, la reacción del organismo se debe a una medición, haciendo una comparación a la que llamamos unidad, aunque no esta bien establecida y basta tener una imagen intuitiva de ella. El tamaño de la unidad debe ajustarse a la escala del objeto que se desea medir:
-La comparación es la acción básica de la medición.
-Requiere una unidad de medida conocida para realizar la comparación.
-El tamaño de la unidad debe ser del mismo orden de magnitud que lo que se desea medir.
Conclusión
Como sabemos medir es algo que hacemos continuamente en la vida cotidiana; lo hacemos cuando hablamos, oímos, tocamos, cuando cargamos algún objeto o a una simple reacción de nuestro organismo, sin embargo no es necesario tener conciencia para hacer estas mediciones, ya que lo hacemos intuitivamente, comparando con algo conocido, tomando de referencia lo que tenemos en nuestra memoria.
Estas unidades de medición no son constantes, dependen del tiempo y de las necesidades momentáneas del organismo del individuo ya que estas cambian de acuerdo a la evolución y variación de cada especie o individuo.
Markus Müller 

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