viernes, 13 de junio de 2014

EL AMOR DE UN ÁCIDO Y UNA BASE

Hace muchos siglos en un pueblo cerca del bosque, vivía a la orilla de un río un ácido llamado clorhídrico y no muy lejos de ahí una base de nombre hidróxido de sodio. Se distinguían en el pueblo porque a sus veinticinco años aún no estaban neutralizados.
Según las tradiciones a los veinte años ya debía estar neutralizado un ácido con una base, y ellos aún no se encontraban, por lo que los dos estaban tristes, sus familiares y amigos decían que para encontrar el amor era necesario un indicador del destino, esto les haría saber inmediatamente con quien neutralizarse. 
Después de mucho tiempo de buscar el amor cada cual por su lado ya estaban cansados, rendidos y agotados. Él tan agrio y ella tan amargada, que el ácido tenía un pH bajo (de 1 a 6) por la desesperación y ella un pH alto (de 8 a 14) debido a la decepción.
En las mañanas, él observaba el firmamento, esperando a su amada y ella cada noche miraba la luna suplicando la llegada de su ácido. 
Sus días eran nublados y solitarios, hasta que el ácido entristeció tanto, que su corazón dio protones, por otro lado, la base esperaba tanto ese amor que en sus sueños alcanzaba ganar protones, como magia de alguien que el destino esperaba juntar.   
Todo cambió una mañana hermosa y radiante de sol, por azares del destino los dos, cada uno por su lado, salieron a pasear al mismo río, que tenía una bella cascada llamada tornasol, en la cual coincidieron. 
El cielo azul estaba muy tranquilo, y el ácido se sentó a contemplar el bello paisaje; al mismo tiempo, la base descansaba un poco, no muy lejos de ahí leía un libro; tiempo después, ella decidió irse, pero tropezó con una roca y cayó al río. 
El ácido observó lo ocurrido y fue corriendo para auxiliarla, le dio la mano para ayudarla a salir y en eso su color azul cambió a rojo, recorriendo cada una de sus extremidades y ninguna palabra podía describir sus sentimientos, ya que su corazón le decía que era la base que estaba esperando. En cambio la base, a pesar del golpe, al verlo, se quedó paralizada y su color cambió de rojo en azul. Cuando se vieron a los ojos, comprendieron que era el indicador por tanto tiempo esperado. 
Con el paso del tiempo, ellos se neutralizaron y de su reacción, nacieron dos niñas y las llamaron a una sal y a la otra, agua.